martes, 2 de octubre de 2012

Fobia o Ansiedad

En la Fobia Social, cuando se ven forzados al contacto social, por ejemplo en bancos, restaurantes, cines, reuniones, lugares de trabajo, y luego también hasta en ámbitos privados, los pacientes comienzan a sufrir síntomas de ansiedad, desembocando en angustia y ataques de pánico. Aparecen sudoraciones excesivas, palpitaciones, deseos urgentes de orinar, malestar estomacal, opresión en el pecho, falta de aire, mareos, nauseas, miedo a morir o volverse loco, sensación de desmayo y fuerte temblor, entre otros síntomas.
En ocasiones, este temor particular se presenta en situaciones nuevas, o en determinadas situaciones como dar exámenes orales, hablar en público o ejecutar un instrumento, pero luego se van generalizando. Cuando se expone a reuniones públicas, la ansiedad es irrazonable y el paciente trata de evitar por todos los medios el contacto social. Es un Trastorno de Ansiedad Social, donde el desencadenante es el miedo a ser evaluado negativamente por los otros en situaciones sociales. Las personas que padecen esta fobia social, en una primera impresión pueden parecer introvertidas o relativamente antisociales. Normalmente evitan la mirada a los ojos, hablan bajo (como susurrando) para de esa manera pasar desapercibidas. Nunca quieren ser el centro de atención, tienden a subestimar sus propias posibilidades y cualidades, magnificando las habilidades sociales o personales de los otros.
 
 
Los casos de acoso y violencia laboral, producen una psicopatología llamada Mobbing, y también el flagelo mundial del Síndrome de Burnout. Quienes lo padecen suelen ponerse anormalmente ansiosos, angustiados y evitativos cuando hablan con jefes o personas que para ellos puedan representar la autoridad, llegando al punto de rechazar ascensos u otros reconocimientos, si eso les implicara una mayor exposición a la situación que les provoca ese malestar, como por ejemplo tener bajo su responsabilidad a un grupo de personas a las que tiene que supervisar.
El abordaje psicoterapéutico individual y grupal, con técnicas y estrategias de múltiple impacto, acompañado, si es necesario, con el tratamiento farmacológico adecuado, remite la sintomatología y mejora en forma inmediata la calidad de vida personal y familiar. Luego se desensibilizan los vínculos enfermos y se promueve la reinserción laboral y social adecuada.
Como siempre, ante cualquier duda, es importante consultar al psicólogo en forma temprana para de esta forma ayudar a quienes estén sufriendo por este motivo.

Dr. Jorge Luis Micozzi